Muchas veces, nos centramos en tonterías sin ver lo que tenemos delante, claro ejemplo son los políticos, sólo miran lo que les interesa, y ni se dignan en levantar la cabeza para ver lo que tienen delante de sus narices, la realidad así les pasa desapercibida, difusa, no interesa.
Pasamos por las calles corriendo, mirando al suelo, cuando la belleza está arriba, en las fachadas, edificios alucinantes que nunca vemos porque andamos mirando al suelo y después alucinamos cuando vemos fotos de los mismos edificios que ignoramos día a día.
Y no sólo edificios, las personas que conocemos, las consideramos una más, y no nos damos cuenta que son únicas e irrepetibles, y el poco tiempo que pasen por nuestras vidas, deberíamos disfrutar de su compañía, de su saber, difícil tarea en un mundo de prisas, pero luego, cuando ya no están, entonces es tarde, demasiado tarde.
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