“Pensé en ella como presidenta del consejo asesor. Lo
primero que tendrá que hacer es constituirlo, darle forma”.
“Aquí no se paga un sueldo. Se gana el sueldo, y
Esperanza se ganará bien la vida si tiene éxito. Tiene la plataforma para
hacerlo si hace las cosas bien”.
Estas eran la palabras de
Luis Conde presidente de Seeliger y Conde, tras fichar a Esperanza Aguirre.
Y sobre su fichaje, la
aludida decía: “La ley de
Incompatibilidades establece que un político no debe ir a trabajar a una
empresa respecto a la que haya tomado decisiones dentro de su cargo”.
¡No! No voy a defender a Esperanza Aguirre, cada uno que
libre su batalla por sí solo, yo tengo las mías, pero entre ella y Juan José
Güemes, sencillamente no hay color.
Es cierto que ambos se van a trabajar (a estas horas Juan
José Güemes ha anunciado que deja la empresa Unilabs) en el sector privado,
pero como muy bien recalca Esperanza Aguirre, ella no ha tomado ninguna
decisión sobre la empresa que la contrata, y por lo tanto, no existe ningún
tipo de incompatibilidad. No así, como Güemes, o hasta hace muy pocos días,
como Rato con Telefónica. Me da igual que la ley diga que tienen que tener una
carencia de dos años para poder acceder a éste tipo de trabajos, sencillamente,
es indignante, y aunque no se actúe de mala fe, lo parece, y con los tiempos
que corren, cabrean “al personal de a pie” más de lo que ya estamos.
Hoy, el Presidente de la Comunidad de Madrid, el Sr
González, le decía a Pepa Bueno durante la entrevista que ésta le hacía en la
Cadena Ser, que él no ve incompatibilidades en el caso de Güemes, y que sólo
nos fijamos cuando afectan a un ex dirigente del PP. Pues bien, yo no puedo
dirigirme a éste señor en persona y lo hago humildemente desde aquí, para
decirle que me da absolutamente igual de qué puñetas de partido sean:
-
porque los chorizos, son chorizos independientemente
del partido en el que militen,
-
porque los
sinvergüenzas los hay de todos las condiciones y partidos,
-
y porque los aprovechados votan y militan en todos los
puñeteros partidos de éste mi país.
Pero si un presidente, ministro, concejal, alcalde, consejero,
asesor o cómo leches les quieran llamar, una vez dejan la vida pública, y en el
camino de la privada se encuentran “favorecidos” por decisiones que ellos
tomaron cuando mandaban, ¡eso! ¡eso es no tener decencia! Para mi, sí es
incompatible, y si la ley dice que no ¡cámbienla!
Los Felipe González, Aznar, Solbes, Salgado, Rato y compañía
(y familiares de Cospedal), y más los primeros teniendo unos sueldos
vitalicios, me parecen de una caradura suprema. Yo no digo que hicieron lo que
hicieron para luego aprovecharse (aunque en el caso de Rato ¡sí!), pero que una
vez hecho y fuera de la política, la decencia les debería haber hecho renunciar
a éstos cargos, y buscarse “el pan” en otra parte. ¡Y punto pelota!.
Así que, ¡sí! Me parece correcto, que Doña Esperanza
Aguirre, se marche a trabajar a una empresa que le va a pedir que de lo máximo
de ella y sobre la cual no tiene ningún tipo de incompatibilidad, y sí un reto
para demostrar su valía. Y es, todo lo contrario que pienso de los Señores
antes mencionados y más concretamente del Sr Güemes y de todo aquel que haga lo
mismo, sea del color que sea su papeleta.
Valencia. 15-01-2013
Bea García.
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