Duro oficio, postradas ante una máquina de coser día sí y día también, espaldas destrozadas, callos en las manos, rodillas sin arreglo, circulación atrofiada, y todo para llevar unos céntimos mal pagados, no valorados.
Una profesión de ayer, y recordada hoy, por aquellas madres que siguen dándole al pedal, a esas artistas silenciosas que se lo merecen todo, que con sus manos crean auténticas obras de arte.
Dedicada a mi madre, de profesión bordadora ... y madre ... y esposa ...y cocinera ... y médico ... y ....
Malpica de Bergantiños. A Coruña. 11-08-2010
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